CONSEJO DE VIEJA
Un día de trabajo en casa, mientras colaboraba en la limpieza recibí un
inesperado consejo de Doña María. Una mujer madura iletrada que cursó las
asignaturas de sobrevivencia en las calles de las comunidades más depauperadas
de nuestro país.
“El que tiene hija hembra no puede fiarse de recibir visita en su casa, ni
permitirse dormir bajo el mismo techo con hombres, aunque se trate de
familiares, aunque sean muchachos de la misma edad.”
De inmediato puse atención al raudal de sabiduría que brotaba de sus
labios, porque en esos tiempos mis dos hijas celebran sus 15 años.“Entiende?”
Continúa la vieja. “Por que me tocó vivir con la familia de mi esposo, en la
casa materna, en compañía de los cuñados y sus hijos.
Yo pensaba que mis hijas estaban a salvo ahí.
Yo que yo nunca iba a imaginar es que los primos aprovechaban que nos
fuéramos a dormir para chuparle el totico a mis hijas.”
“Usted está segura?”
Pregunté asombrada. ella siguió su relato sin asuntar.
“Algunas gentes son así, se cogen familia con familia”
Volví a inquietarme y disparé “cómo usted se dió cuenta?”
A lo que la vieja respondió: “ yo me vine a dar cuenta cuando la más
pequeña se casó” con voz más pausada prosiguió:” le hicieron un trabajo bien
hecho, con los dedos, esa muchacha cambió mucho, por la calentura que tenía en
su parte y quiso meterse en marío temprano.
Cuando se casó, ni siquiera se desangró”
Wendy es una chica de pueblo, como todas con aspiraciones de ir a vivir a
Nueva York, para tener una vida mejor. Sus padres y tíos la aspiran a ser una
gran profesional, por eso invierten en su educación. Un día se enamoró de un
mecánico, como todo mecánico mentiroso, vendedor de sueños, irresponsable, ...
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