AGUSTINA BUSTAMANTE

  Sol sale y se esconde con manifestantes exigiendo con tesón reivindicaciones avanzan los pasos del deseo carnal consignas y pregones quema el fuego los pezones marchando, vociferando la llamarada va calentando avanza con energía apetencia profunda secreciones vaginales atestan todos los imbornales No acepta leyes Quiere fuego inmediato No suscribe acuerdos Indescifrable campo minado   Se desconocen los líderes y los detonantes Desafía su propia estrategia No respeta horarios, ni roles Esta revuelta tiene el fin a leguas Pancartas, manuscritos, Cada nota musical inicio de clarín   Otra vez al ruedo batallón de pasión contra ejército del deseo Sobre el vientre avanza manto de lava describe el panorama salido de control independencia, autonomía, olores, fluidos, calores, ruidos, roces ofensivos, movimientos lascivos, complot, contrainteligencia, dispuesto a perder la vida, mas no las ganas la prensa describe en primera plana

Esperarte es ver el reloj fallar una y otra vez lo intenta y falla no me puede complacer esperarte con ansias no sacia las ganas de tenerte dormida y despierta sueño tu estancia con frío despierto con ruido ensordecedor solo el perfume testifica tu huida condenada nueva vez a aguardar indefinidamente tu llegada

  Soy libre Antes no era libre, no lo sabía El devenir de los atardeceres me ha dejado ver las cadenas que tenia Con dedicación las he fundido en efigies de admirable belleza Danzo con ellas para que alcancen su libertad algún día Disfruto de los movimientos de mi cuerpo, transpiro puro espíritu Amas verme danzar correr juntos en una sinfonía Advierto cadenas nacientes, me persiguen, no demoran Me acusan, me acosan En vano descalabran sus piernas, Yo avanzo más que ellas, las veo a leguas Ya no me acomodan los grilletes Ya no me gusta cómo me veo con las muñecas casadas Si son regalos, porque son tan costosos? Si son obsequios, porque exiges? Ama mi libertad, para que tu amor me alcance

  Un día de trabajo en casa, mientras colaboraba en la limpieza recibí un inesperado consejo de Doña María. Una mujer madura iletrada que cursó las asignaturas de sobrevivencia en las calles de las comunidades más depauperadas de nuestro país. “El que tiene hija hembra no puede fiarse de recibir visita en su casa, ni permitirse dormir bajo el mismo techo con hombres, aunque se trate de familiares, aunque sean muchachos de la misma edad.” De inmediato puse atención al raudal de sabiduría que brotaba de sus labios, porque en esos tiempos mis dos hijas celebran sus 15 años.“Entiende?” Continúa la vieja. “Por que me tocó vivir con la familia de mi esposo, en la casa materna, en compañía de los cuñados y sus hijos. Yo pensaba que mis hijas estaban a salvo ahí. Yo que yo nunca iba a imaginar es que los primos aprovechaban que nos fuéramos a dormir para chuparle el totico a mis hijas.” “Usted está segura?” Pregunté asombrada. ella siguió su relato sin asuntar. “Algunas gentes so